sábado, 23 de septiembre de 2017

PSICOLOGÍA COTIDIANA por Rudy Daini

VIDAS PARALELAS
UNA nunca supo lo que significa disfrutar de un buen apego. Desde siempre, “su tiempo” y “sus caricias”, ya escasas en el ambiente familiar, tuvieron que ser compartidas con sus otros hermanos. Pero UNA esto jamás lo tuvo claro. La necesidad de tener relaciones afectivas estables, como cualquier niño, es decir, la necesidad de sentirse querida y cuidada de manera constante, nunca existieron para ella. UNA desde muy pequeña aprendió a ser muy servicial y obediente. Todos la destacaban como una excelente hija y muy aplicada estudiante. Estas fueron las fuentes de sus primeros reconocimientos, mucho más verbales que físicos. Ya a partir de la adolescencia su belleza femenina empezó a reportarle mucho más interés, sobre todo por parte de los chicos. Muy pronto se encontró enredada en amoríos muy grandes para su inmaduro corazón. Tropiezo a tropiezo le fueron pasando los años y de repente se encontró siendo parte de una familia.
Hoy en día, UNA aún no se siente querida y a pesar del amor que le profesan su hijo y su marido, no puede desprenderse de ese vacío que viene cargando desde siempre en el pecho. Dejó de ser servicial alejándose de los amigos y de los familiares. Los estudios que tan exitosamente realizó, nunca los empleó. A UNA lo único que la saca de la modorra cotidiana es saberse atractiva, qué a pesar de los años, aún puede y sigue conquistando. Le interesa tan sólo esa primera parte del coqueteo y algunos eventuales encuentros porque lo que viene después, reconoce que no sabe gestionarlo. Nunca aprendió y aún no sabe cómo entregarse amorosamente a alguien y cuando lo ha intentado ha terminado mal o en su actual aburrimiento. La culpa, la angustia de ser descubierta, el qué dirán, son parte de su presente actual, de su actual vida paralela que cada vez más la aleja de poder encontrarse a sí misma.



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