sábado, 23 de septiembre de 2017

PSICOLOGÍA COTIDIANA por Rudy Daini

MI MEJOR PSICOLOGO: MI PERRO
UNO, luego de toda una vida llena de vicisitudes, se encontró ante la siguiente paradoja, si se quiere existencial. Por un lado, comprendió que la emoción del amor constituye la frecuencia más alta de energía que pueda vivir un ser humano. Que cuando vibramos en esa frecuencia, podemos expresar cualidades divinas como el gozo, la paz, la generosidad, la compasión, la tolerancia, la gratitud y la empatía. Cuando sentimos amor nos elevamos a un estado más alto de conciencia, dejando atrás los pensamientos y emociones negativas, y comenzamos a irradiar paz y armonía. Pero por el otro lado, debido a su nefasta experiencia en las relaciones con los seres humanos, UNO herido y sin haber sido capaz de mantener a raya su ego, un buen día decidió alejarse de la humanidad. Lo hizo cuando se enteró de la historia de San Francisco de Asis, amante de la naturaleza y al que todas las especies de animales escuchaban y obedecían.
En verdad, el vínculo del ser humano con los animales ha estado presente a lo largo de la evolución humana durante los últimos 2,6 millones de años. Los homínidos primigenios tuvieron que aprender a ponerse en el lugar de los animales para evitar ser atacados por ellos o bien para cazarlos, lo que provocó, de acuerdo a la investigadora Pat Shipman, el desarrollo de la empatía en el cerebro y las emociones humanas. Tras acumular una gran información acerca de los animales, el hombre comenzó a domesticarlos con fines muy variados. La evolución de esta relación ayudó a que la especie humana desarrollara la empatía, la compasión y el compromiso.
Hoy en día la relación que desarrollamos con las mascotas es muy importante y valiosa. Es diferente a la que tenemos con amigos y familiares y nos enriquece de diferentes maneras. Los animales no juzgan a sus dueños, sino que los aceptan y quieren tal cual son.
UNO tiene “resuelto” el sentimiento de compañía, confianza y seguridad gracias a las mascotas que tiene en casa. Esperemos que también haga esfuerzos para aprender a disfrutar de la compañía de los seres humanos. Mucho más complicada, pero con una dimensión única y necesaria para nuestra Psique.

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