PSICOLOGÍA
COTIDIANA por Rudy Daini
QUÉ HARÍA
YO SIN TI
UNA se
extendió durante largo rato explicando el porqué de su decisión de separarse.
Para UNA la culpa la tenía UNO que en tantos años de casados nunca le había dado
una muestra de cariño, más bien la había estado criticando por su manera de
proceder. Recalcó además que el muy desgraciado no había respondido
adecuadamente a su necesidad de sentirse protegida y que esa indiferencia la
había conducido inevitablemente a buscar refugio en otros brazos y por ende muy
a pesar suyo, a tener una vida paralela. UNO por su lado, insistía que ella
nunca había respondido adecuadamente a su rol de esposa, que había evitado una
comunicación sincera y que no había dado muestras de amarlo como siempre
señalaba en cada una de las discusiones. Que debido a estos motivos siempre la
había estado acosando para que se sincerara y lo tomara en cuenta. El terapeuta
que iba hábilmente recogiendo la información que UNA y UNO soltaban a diestra y
siniestra, se empeñó en que los dos tomaran consciencia de sus respectivas
responsabilidades en el conflicto. Ambos habían sostenido actitudes y
comportamientos inadecuados a lo largo de su relación. Habían desempeñado roles
que se complementaban y que se necesitaban mutuamente para poder ser
“actuados”.
Desde que
nacemos vamos desarrollando un “guión de vida”. De acuerdo al tipo de relación
que establecemos a lo largo de nuestra infancia con los responsables de nuestra
crianza y la vivencia de algunos acontecimientos decisivos, favorables algunos
y negativos otros, desarrollamos una idea de “quienes somos” y “cómo” debemos
comportarnos. Para ello, en el escenario de la vida, necesitamos juntarnos con
actores que permitan sostener y justificar nuestro guión.
Es muy
probable que UNA nunca haya querido a UNO y que UNO nunca le haya interesado
realmente encontrarse con alguien que de verdad lo quisiera. Sin embargo, ambos
han encontrado como “actuar” en la vida. Como veremos: “Qué haría yo sin ti”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario