Rudy Daini. Artista Plástico
Hola!, entra, ponte cómodo.
viernes, 7 de diciembre de 2018
viernes, 7 de septiembre de 2018
UNO y el fútbol
A UNO le gusta el fútbol pero no jugarlo. Le encanta verlo pero no desde las gradas de los fanáticos.
jueves, 6 de septiembre de 2018
UNO
UNO es, como cualquiera de nosotros, alguien que vive, padece y disfruta de esta vida. Es la esencia de nuestros defectos y virtudes. De nuestras apetencia y frustraciones.
"UNO" DESDE SU VENTANA
UNO se encuentra feliz en la paz de casa. Todo lo que necesita lo alcanzan sus ojos desde su ventana.
"UNO" DESDE SU VENTANA
UNO se encuentra feliz en la paz de casa. Todo lo que necesita lo alcanzan sus ojos desde su ventana.
viernes, 20 de octubre de 2017
PSICOLOGÍA
COTIDIANA por
Rudy Daini
EL “AQUÍ Y AHORA” DE UNO
El desorden de UNO es descomunal. No
es como la mezcolanza un tanto repulsiva del adolescente flojo y dejado, ni
como aquel, cuyo dueño se jacta de saber de manera casi mágica dónde andan las
cosas. Lo de UNO, es el producto del transcurrir de los años en un espacio cada
vez más pequeño. Día tras día, libros, escritos, recuerdos, regalos, flores,
hojas secas, ropa nueva, adornos y otros tantos objetos, se han ido “sedimentando”
sobre el escritorio, la silla, todo el lado derecho de la cama, la repisa de la
ventana, la tapa del wáter y finalmente en el suelo. UNO siempre ha querido
vivir en el presente. Cada vez que se entusiasma con algo lo deja casi de
inmediato porque la curiosidad lo tira continuamente a otra cosa. No quiere perderse
de nada. Esta ha sido desde siempre su dinámica cotidiana.
Un día UNO recibió la noticia de la
muerte de un amigo. Luego de algunos minutos de perplejidad que lo desconectaron
de su particular “aquí y ahora”, se dio cuenta que su memoria no le daba con la
cara del fallecido. Emprendió la inimaginable tarea de buscar aquella foto con
el grupo de amigos antes de correr un maratón treinta años atrás. Con la suerte
de su parte, pronto la tuvo en sus manos, pero su atención se fijó en su propia
figura. Unas lágrimas espontáneas brotaron de sus ojos desorbitados y corrieron
por las mejillas. Ya sollozando se preguntó cómo había sido posible que cambiara
tanto físicamente y no se hubiera percatado de ello. De cómo él que había
puesto tanta atención durante toda su vida para no perderse ningún “instante”,
se había perdido su propio proceso de envejecimiento. Sintió que se había
traicionado.
Hoy en día la casa de UNO posee un
espejo y mucho espacio. Durante el día puede vérsele en las calles del
vecindario charlando con los vecinos y respirando profundamente la “existencia”.
PSICOLOGÍA COTIDIANA por Rudy Daini
MAS VALE SOLO QUE ENAMORADO
UNA prefiere vivir aventuras y no establecer relaciones formales. Le fastidian los compromisos. Eso de tener que rendir cuentas o cuidar de la sensibilidad del otro para ella es una verdadera calamidad. Una y otra vez, UNA ha ido detrás del chute hormonal que dan los encuentros nuevos o casuales. Los exprime al máximo y cuando dejan de darle “nota”, los abandona. Esta ha sido la constante de UNA a través de los años. Ni los hijos que tuvo a pesar de sus andanzas, han podido persuadirla de establecer un hogar. Hoy en día UNA sabe que la belleza física se le acaba y anda con más prisa para vivir intensamente. Ya no le importa “el qué dirán” y está dispuesta a cualquier cosa con tal de alcanzar sus objetivos.
UNO es uno de aquellos hombres que se quedaron prendados de la falda de la mamá. Detrás del aspecto varonil y la seguridad profesional, UNO siempre necesitó apoyarse en una figura femenina para resolver las nimiedades de la vida. Para él las mujeres son medios de satisfacción sexual o “extensiones maternales” y aún no sabe verlas como compañeras de vida.
Por cosas de la vida, UNO y UNA se encontraron en una fiesta y, como ha de suponerse, de inmediato se fueron a la cama. Los encuentros llenos de pasión fueron aumentando y con ellos “algo” inesperado fue apareciendo. Con el pasar de los días las chispas, como de costumbre, fueron apagándose, pero a pesar de ello, “ese no sé qué” los tomó desprevenidos e intentó quedarse.
UNA ya se encuentra lejos de aquel corazón. Su mente se las ingenió para encontrar la escusa adecuada. Lo mismo hizo UNO. Hoy en día ambos, cada uno por su lado y con el mismo guión de vida, mantienen, sin reconocerlo abiertamente, un grato recuerdo de aquella experiencia que ofreció “algo que pudo haber sido, pero no fue”.
sábado, 23 de septiembre de 2017
PSICOLOGÍA COTIDIANA por Rudy Daini
LO QUE NO
SALE DERECHO, SALE TORCIDO.
Hoy,
nuestro amigo UNO regresa a casa “aplastado”. Chocó el coche, su jefe le llamó
la atención por haber llegado tarde, un compañero le reclamó su falta de
colaboración en la redacción de un informe y su mujer lo llamó por quinta vez
para recordarle la lista de la compra.
UNO, que siempre
ha sido una persona muy “educada”, cuidó muy bien en cada uno de estos eventos
que las emociones desagradables que sintió, no se manifestaran abiertamente. La
rabia por tener que mandar a reparar el coche, la vergüenza por el señalamiento
de su jefe, y la molestia con su compañero y con su mujer, las reprimió con firmeza
esperando que pronto pasaran al olvido.
UNO no
tiene conciencia de ello, pero su “cajón del olvido” ya es muy grande y pesado.
A lo largo de su vida lo ha venido alimentado de miedos, experiencias
desagradables, rabias de todo tipo, llantos desesperados y amores frustrados.
Este contenido, muy lejos de permanecer aislado y acordonado, necesita
manifestarse de alguna manera y logra siempre alguna salida. UNO rechina los
dientes mientras duerme. Con mucha frecuencia sufre del estómago, tiene
problemas con el hígado, le duelen las articulaciones, sufre de insomnio y durante
el día anda estresado. Lleva una vida apagada con muy poca vitalidad y cada vez
más aislada de la gente, los amigos y la familia. Cualquier cosa le irrita y en
ocasiones explota desproporcionadamente ante pequeñeces.
Hoy,
nuestro amigo UNO llega a casa encorvado y cansado. Se deja caer en la poltrona
y como todos los días, pronto la radiación electromagnética del televisor lo
anestesia y él se queda dormido.
Las
emociones requieren ser sentidas, expresadas y liberadas de manera adecuada a
medida que van apareciendo en nuestras vidas porque, como hemos visto con
nuestro amigo UNO, “lo que no sale derecho, termina saliendo torcido”.
PSICOLOGÍA COTIDIANA por Rudy
Daini
MÁS VALE MALO CONOCIDO QUE BUENO POR
CONOCER.
Como todas las mañanas, UNO se enfiló
de prisa desde el parking hasta su oficina, dos cuadras más allá. Esquivando al
río de personas que a esa hora suelen ir y venir por la avenida, iba mirando al
reloj para evitar llegar tarde a la empresa. UNA, también a esa hora y
entremezclada con la gente, corría empujada por el chute de angustia que le
significaba no llegar a tiempo a su trabajo. Ambos se cruzaron sin percatarse
de ello, por lo menos en apariencia. UNO de manera instintiva levantó la cabeza
y sin parar de andar, la volteó hacia atrás y se sorprendió como nunca cuando
sus ojos se toparon con la mirada de UNA, cuyo cuerpo en dirección contraria la
iba alejando de aquel inusual encuentro. Desde aquel día UNO y UNA, cada quién
por su lado y a su manera, se han estado reprochando por no haber sido más
proactivos, por haberse dejado llevar por la rutina y el deber ser. Se
recriminan no haber sido valientes y haber sucumbido ante la incertidumbre de
lo que sus respectivos “corazones” parecían haberles ofrecido en aquel
instante.
Nuestra historia de vida nos marca de
tal manera que nuestra visión del mundo queda restringida y distorsionada, pero
no somos conscientes de ello. Nos parece
ver y entender la realidad tal como es y creemos que ejercemos a plenitud
nuestro libre albedrío. No nos damos cuenta que en verdad nos movemos una y
otra vez en los mismos senderos de un laberinto que terminan ofreciéndonos, una
y otra vez, los mismos resultados. Cuando, por esas cosas de la vida, tenemos
la oportunidad de saltarnos la fatalidad de nuestro guión de vida, nuestra
estructura mental no nos permite sucumbir a las “tentaciones” y nos conduce de
nuevo al redil porque para ella es “mejor malo conocido que bueno por conocer”.
UNO y UNA de nuevo quedarán
insatisfechos consigo mismos, pero continuarán muy cómodos en sus posiciones.
PSICOLOGÍA COTIDIANA por Rudy Daini
AMOR: UNA VALLA DIFÍCIL DE SALTAR
Para los estudiosos de la bioquímica, el enamoramiento es un proceso que se origina en la corteza cerebral, sigue en el sistema endocrino y genera respuestas de tipo fisiológico. Como vemos, este fenómeno de enamorarse implica la intervención de múltiples elementos. Cuando conocemos a alguien y experimentamos una atracción, en nuestro organismo comienza una serie de transformaciones químicas y psicológicas. Este proceso lleno de señales olfativas y visuales por lo general es inconsciente e inexplicable para quien lo vive. Muchas veces se le denomina “amor a primera vista” o haber sido “flechado por cupido”.
Cada vez que UNO se ha enamorado, el estado de felicidad total que ha llegado a experimentar lo ha colocado sobre una nube. Alejado de la realidad, ha ensalzado a cada una de sus parejas con un ideal que no corresponde. El pobre ha creído, una y otra vez, haber encontrado a su “media naranja”. Se ha ilusionado con la posibilidad de tener a alguien que lo complementa.
Es evidente que UNO confunde estar enamorado con el amor. Como hemos visto el enamoramiento es irracional y tiende a caducar pronto. El amor es mucho más intenso y puede durar toda la vida. El amor es lo que aparece cuando se termina el enamoramiento.
UNO siempre ha buscado la euforia del enamoramiento y nunca ha tolerado las realidades del amor con sus inconvenientes y aciertos. El amor llega más tarde en una relación y se caracteriza por una constante entrega y aceptación. Requiere de paciencia, de comprensión, e apertura, y debe fortalecerse a diario para poder sobrellevar los malos momentos. El amor verdadero se fundamenta en la realidad, trasciende la idealización de la pareja y posee una proyección estable y a largo plazo.
PSICOLOGÍA COTIDIANA por Rudy Daini
MI MEJOR
PSICOLOGO: MI PERRO
UNO, luego
de toda una vida llena de vicisitudes, se encontró ante la siguiente paradoja,
si se quiere existencial. Por un lado, comprendió que la emoción del amor
constituye la frecuencia más alta de energía que pueda vivir un ser humano. Que
cuando vibramos en esa frecuencia, podemos expresar cualidades divinas como el
gozo, la paz, la generosidad, la compasión, la tolerancia, la gratitud y la
empatía. Cuando sentimos amor nos elevamos a un estado más alto de conciencia,
dejando atrás los pensamientos y emociones negativas, y comenzamos a irradiar
paz y armonía. Pero por el otro lado, debido a su nefasta experiencia en las
relaciones con los seres humanos, UNO herido y sin haber sido capaz de mantener
a raya su ego, un buen día decidió alejarse de la humanidad. Lo hizo cuando se
enteró de la historia de San Francisco de Asis, amante de la naturaleza y al
que todas las especies de animales escuchaban y obedecían.
En verdad,
el vínculo del ser humano con los animales ha estado presente a lo largo de la
evolución humana durante los últimos 2,6 millones de años. Los homínidos
primigenios tuvieron que aprender a ponerse en el lugar de los animales para
evitar ser atacados por ellos o bien para cazarlos, lo que provocó, de acuerdo
a la investigadora Pat Shipman, el desarrollo de la empatía en el cerebro y las
emociones humanas. Tras acumular una gran información acerca de los animales,
el hombre comenzó a domesticarlos con fines muy variados. La evolución de esta
relación ayudó a que la especie humana desarrollara la empatía, la compasión y
el compromiso.
Hoy en día
la relación que desarrollamos con las mascotas es muy importante y valiosa. Es
diferente a la que tenemos con amigos y familiares y nos enriquece de
diferentes maneras. Los animales no juzgan a sus dueños, sino que los aceptan y
quieren tal cual son.
UNO tiene
“resuelto” el sentimiento de compañía, confianza y seguridad gracias a las
mascotas que tiene en casa. Esperemos que también haga esfuerzos para aprender
a disfrutar de la compañía de los seres humanos. Mucho más complicada, pero con
una dimensión única y necesaria para nuestra Psique.
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