viernes, 20 de octubre de 2017

PSICOLOGÍA COTIDIANA por Rudy Daini

EL “AQUÍ Y AHORA” DE UNO
El desorden de UNO es descomunal. No es como la mezcolanza un tanto repulsiva del adolescente flojo y dejado, ni como aquel, cuyo dueño se jacta de saber de manera casi mágica dónde andan las cosas. Lo de UNO, es el producto del transcurrir de los años en un espacio cada vez más pequeño. Día tras día, libros, escritos, recuerdos, regalos, flores, hojas secas, ropa nueva, adornos y otros tantos objetos, se han ido “sedimentando” sobre el escritorio, la silla, todo el lado derecho de la cama, la repisa de la ventana, la tapa del wáter y finalmente en el suelo. UNO siempre ha querido vivir en el presente. Cada vez que se entusiasma con algo lo deja casi de inmediato porque la curiosidad lo tira continuamente a otra cosa. No quiere perderse de nada. Esta ha sido desde siempre su dinámica cotidiana.
Un día UNO recibió la noticia de la muerte de un amigo. Luego de algunos minutos de perplejidad que lo desconectaron de su particular “aquí y ahora”, se dio cuenta que su memoria no le daba con la cara del fallecido. Emprendió la inimaginable tarea de buscar aquella foto con el grupo de amigos antes de correr un maratón treinta años atrás. Con la suerte de su parte, pronto la tuvo en sus manos, pero su atención se fijó en su propia figura. Unas lágrimas espontáneas brotaron de sus ojos desorbitados y corrieron por las mejillas. Ya sollozando se preguntó cómo había sido posible que cambiara tanto físicamente y no se hubiera percatado de ello. De cómo él que había puesto tanta atención durante toda su vida para no perderse ningún “instante”, se había perdido su propio proceso de envejecimiento. Sintió que se había traicionado.

Hoy en día la casa de UNO posee un espejo y mucho espacio. Durante el día puede vérsele en las calles del vecindario charlando con los vecinos y respirando profundamente la “existencia”.
 

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