PSICOLOGÍA COTIDIANA por Rudy Daini
MÁS VALE MALO CONOCIDO QUE QUEDARSE SOLA.
UNA es una mujer con mucho éxito en su trabajo. No hay situación que no sepa resolver o persona que se le interponga cuando emprende algún proyecto. Toda su vida fue así. Desde muy pequeña, haciendo uso de su inteligencia privilegiada, se destacó de manera sobresaliente en los estudios y en los deportes. Muy temprano aprendió a defenderse y a ser reconocida como una “persona muy capaz”. Pero esta forma de ser y de proceder no siempre le ha funcionado. UNA fue muy popular entre los chicos del liceo y hoy en día puede jactarse de haber tenido innumerables enamorados. Sin embargo, jamás se ha sentido flechada por cupido. Esto es algo que le cuesta reconocer y que una y otra vez, de manera infructuosa, ha buscado resolver “a su manera”. De hecho, no ha habido hombre que haya podido resistirse a sus encantos y que no haya sido vencido con sus argumentos. Incluso los más recios han terminado transformándose en mansos y aburridos corderitos que pronto han pasado a la historia. Como puede verse, UNA, sin percatarse de ello, ha desarrollado un perverso mecanismo que le garantiza lograr una conquista y sabotearla a la vez.
La distinción entre sentirse importante y sentirse capaz es la clave para entender esta situación. UNA nunca ha sentido que puede llegarse a “ser alguien” sin que medien los logros y las acciones. Es decir, poder sentirse importante y plena simplemente porque existe como persona.
Cuando nos hemos sentido amados desde pequeños incondicionalmente, desarrollamos la certeza de que somos seres queribles. Y es esta experiencia agradable de autoestima la que nos pone en contacto con las otras personas y nos permite disfrutar de un intercambio constructivo.
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